CARTA ABIERTA (QUE PROBABLEMENTE JAMÁS LLEGUE) A AFTERELLEN (Y DE PASO A NUESTRAS LECTORAS) (Parte 3)

Continúa de la Parte 2 >>>

(...) La tercera razón, según ella, es que muchas lesbianas somos unas pavotas que no podemos separar la ficción de la realidad. Sí, es cierto que mucha gente le cuesta un gran trabajo darse cuenta la diferencia entre lo que es una historia guionada y lo que es la vida real de los actores que la interpretan, pero no creo que tenga que ver con la orientación sexual... >>>

“We have got to stop that crap” (“tenemos que terminar con esta mierda”), grita Hogan desde su artículo, y yo digo: What??? ¿Te parece que mantener un rumor sobre la sexualidad de alguien es una mierda? Lo que yo creo que, en todo caso, es una gran mierda es el mero hecho de que cualquier famoso (y también esto vale para las personas anónimas) no sea capaz de vivir su vida libremente por el miedo al qué dirán, por el miedo a perder un empleo, por el pánico a que los productores no te quieran como héroe de acción o como protagonista de una película romántica solo porque, supuestamente, los espectadores no te van a creer en tu papel de “hetero”. ¡Eso es una mierda! ¿Y cómo se cambia eso? Probablemente con VISIBILIDAD, pero sí, eso no se hace de un día para el otro, no es tan fácil, y nadie puede obligar a otro a salir del armario.

Pero yo lo que me pregunto es por qué Heather Hogan nos dice a nosotras que cortemos con esa mierda, a las lectoras, a las blogueras, a la gente común que está en su casa mirando una película y deseando internamente que esa persona a la que admiran les demuestre que no está mal sentirse como un raro, que hay muchos más como ellos ahí afuera.

No me siento responsable por hacer llorar a Oprah ni a los ángeles, particularmente no creo que la conductora sea lesbiana, no solo por todo lo que hace por la comunidad homosexual, sino porque pienso: ¿qué motivo la mantiene dentro del armario? La mina es poderosa, no tiene por qué esconderse, y además ella misma lo dijo: ¿por qué lo escondería si esto no arruinaría mi vida? Decir que estamos obligando a una famosa a salir del armario por pensar constantemente que es lesbiana es como decir que la estamos insultando, ¿o no? Como si ser lesbiana estuviese mal. Digo, todo el tiempo, la gente nueva que conozco en mi vida diaria asume que yo soy católica y heterosexual, y yo no me indigno, ¡aunque me estén insultando! ;)

¿Por qué debo suponer que Kristen, Ellen, Dianna Agron, Lea Michele, Michele Rodríguez, Clea Duvall o miles de otras chicas que nos disparan el radar son heterosexuales? ¿Por qué es la norma? ¿Por qué es lo que se estila?

“Si una celebridad nos dice que no es gay, deberemos aceptarlo”, continúa la escritora, y estoy de acuerdo, pero miles de personas no andan anunciando a los cuatro vientos que son heterosexuales, ni tampoco niegan los rumores de lesbianismo, entonces ¿qué problema hay, darling? ¿Qué problema te haces vos?

Y sí, es cierto que no nos interesa lo que sucede detrás de los muros de una casa o cuando se apaga la cámara, pero la verdad es que sí importa, sino no existirían los programas televisivos de rumores, la prensa amarilla o los blogs que "gossippean" constantemente sobre la intimidad de actores, cantantes, deportistas, etcétera. Si la gente común se la pasa rumoreando sobre la gente común, con cuanta más razón aún hablarán sobre la vida privada de las estrellas... ¿Esto está bien? Probablemente no. ¿Sucede? Sí, y como pasa en la vida, pasa en las películas…

Ahora, ¡son famosos! Y como decía una de las profesora de Fama: “¿Querés fama? ¡La fama cuesta!”. Mientras un oficinista tiene que lidiar con un jefe ortiva, un obrero tiene que trabajar bajo el sol, y un minero corre el riesgo de quedarse atrapado por dos meses bajo tierra, los famosos tienen que soportar los gajes del oficio, y en su caso lo malo es perder privacidad. ¡Es lo que pasa! ¿No te gusta? ¡Trabaja en el off-Broadway! ¡Dedicate a actuar en cortometrajes de estudiantes de cine!

De todas maneras, hay una gran diferencia entre teorizar o rumorear o escribir sobre suposiciones y colgarse de una pared y sacar fotos de actores en el jardín de su casa (lo que me parece un horror), o correrlos mientras salen en su auto de una fiesta, o dispararles miles de flashes en la cara cuando bajan de un avión, o triturarlos con mil preguntas desubicadas al salir del supermercado. Pero si esto se hace, es porque todo el tema vende. Oferta y demanda, y demanda y oferta. Así se manejan las cosas.

Rumorear, escribir sobre algo, opinar no está mal, e Internet alienta esto; acusar, hablar sin saber, asegurar algo dudoso como si fuera cierto, ¡ese es otro tema! Yo voy a seguir creyendo (¡para mí!) que hay algo entre Dianna Agron y Lea Michele. Voy a seguir sospechando de Ellen Page, porque se me revoluciona el radar cuando la veo, pero si mañana viene la adorable actriz canadiense y me dice: "@Debora_dora, tenés razón, sos una genia, ¡no sé cómo te diste cuenta si yo soy re disimulada!, pero sí, es cierto, soy lesbiana, ¿podés guardar mi secreto?”, yo jamás vendría y lo escribiría acá.

Y sí, sé que este es un caso imposible, pero yo tengo información sobre ciertas famosas argentinas que no la leí en ninguna revista ni blog, pero mejor aún porque las sé por fuentes confiables, y que jamás la revelaría acá, porque no me parece ético. En mi caso, no soy Perez Hilton, ni este es un blog de rumores, ni deseo acosar chicas famosas para que salgan del armario o me confiesen algo que no son, ni aquí nos dedicamos a publicar blind items, pero para mí hay ciertas cosas que están fuera del límite.

Para finalizar esta extensa carta abierta, quiero hacer hincapié en otro detalle desprendido de la importancia que le da la autora del artículo al deseo de las tortonas y al constante rumor que circula sobre ciertas famosas, y voy a tomar el caso que más levantamos en este sitio, y que anda sonando mucho en Internet: las “Achele”.

Si Di o Lea van a comer con un muchacho o si rozan sin querer la mano de un compañero de elenco, en seguida los blogs, páginas de rumores y revistas de cotilleo sacan fotos y salen a hablar sobre posibles o supuestos romances, sobre affaires en el set y sobre anillos de compromiso. En cambio, si las protagonistas de Glee se sacan fotos abrazadas; no dejan de mirarse, incluso en pantalla cuando todos sabemos que sus personajes se odian; o se agarran de la mano sin necesidad en pleno recital, los medios “oficiales” ni se percatan, y los fans heteros nos tratan de locas. Claro, son chicas, son solo amigas, ¿por qué suponer que hay algo más entre ellas?

Páginas y foros se dedican a hablar sobre posibles relaciones sáficas entre estas dos, o entre otras actrices, y nadie se entera, para nadie es relevante, ningún medio importante se hace eco, así que Heather Hogan, ¡dormí sin frazada! Las lesbianas realmente no somos tan importantes…

Ahora sí, THE END!