THE KIDS ARE ALL RIGHT: "Nuestra" familia...

La semana pasada fui a ver The Kids Are All Right al cine. Bueno, acá le pusieron el ¿comercial? título en español de Mi Familia, pero aún así bajo este nombre tan ¿adecuado? la película de Lisa Cholodenko no pierde la gracia ni la calidez.

No, quédense tranquilas, no pienso hacer una crítica del film en cuestión ni nada por el estilo, no solo porque ya perdí el gustito por desarmar películas y dar mi opinión, como si a alguien le importara, y he decantado, en general, por compartir algún que otro comentario con la familia, que debe obligatoriamente soportarme; con los amigos, que se piensan que soy una mezcla de Tv Guide e Imdb.com y me llaman para saber qué hay de nuevo viejo, cuáles son los estrenos de la semana y cuántas tortas le pondría a la última cinta que vi; y también organizar algún debate con otros aficionados al séptimo arte. Si quieren saber mis opiniones sobre pelis de contenido lésbico, estoy en medio de la confección de un sitio nuevo, pero allí tampoco daré críticas, ¡duerman en paz!

Después de esta tediosa explicación, lo único que voy a decir sobre The Kids… es que me gustó bastante, es entretenida, simpática, no tiene golpes bajos, y más que nada invita a la reflexión, y eso es lo que voy a hacer acá, si se me permite, porque esta semana estoy sumamente reflexiva (aún no sé cómo encuentro tiempo).

Lo que me parece sumamente rescatable de esta película, que es lésbica pero que no por eso deja de ser mainstream, es que no nos relata una historia de principio a fin. Sí, nos pone piedras en el camino, un par de rocas, y las típicas trampillas que el Coyote colocaba en la ruta para el Correcaminos, pero lo más interesante es que lo que se ve en las dos horas y media de duración es un corte, un sesgo en la vida de los protagonistas, un rato donde se nos permite meter la cabeza, observar, como si pusiéramos el microscopio sobre el hormiguero, para luego seguir nuestro camino sin saber muy bien qué pasará en aquel micro mundo, que en este caso es una familia, sí, la familia del título.

¿Hay aún alguna lesbiana en el mundo que no sepa de qué trata The Kids Are All Right? Lo dudo, pero por las dudas… Este film nos deja observar un momento de cambios en una familia que tiene la peculiaridad de estar formada por dos mujeres y sus dos hijos, y digo peculiaridad porque aunque hay miles de parejas "lesbomaternales" en el mundo, en el cine escasean, y más en una película que llega a infinidad de multisalas pochocleras.

Por un lado, Nic (Annette Bening) y su ropa chongosa, no muy alejada a la Bening que hemos visto, amado y odiado por partes iguales en Belleza Americana, es médica y esposa centrada. Por el otro, Jules (Julianne Moore), el chonguito hippie, es una fresca, siempre empezando algo nuevo y nunca terminándolo.

Bueno, al menos los dos embarazos que permitieron los nacimientos de sus hijos ahora adolescentes sí llegaron a buen puerto. Joni (Mia "Alicia en el País de las Maravillas" Wasikowska) acaba de cumplir dieciocho, fue elegida la mejor estudiante del colegio, y está a punto de partir hacia la universidad y dejar todo lo conocido detrás, eso incluye el paisaje oscuro que prevé su hermano menor, Laser (Josh Hutcherson) cuando deba quedarse a solas con sus madres. Porque convengamos, lesbianas, heteros, gays, divinos, adorables, comprensivos, no importa si los padres son los mejores del mundo o no, para los adolescentes, en general, siempre son unos hincha pelotas.

Y esto precisamente es lo que más me gusto de esta película: que trata los temas normalmente, los saca del ghetto y los pone en el típico barrio de casitas iguales que ostenta cualquier ciudad norteamericana. No está ambientada en el 2050; es contemporánea,  en Argentina ya tenemos matrimonio; en algunos países de Asia siguen torturando gente por ser homosexual o directamente se ahorran el tiempo y los mandan a la cárcel o les dan pena de muerte; y en Estados Unidos, mientras que algunos luchan por el matrimonio igualitario en todo el extenso territorio del país de las barras y las estrellas, otros intentan frenar la reciente epidemias de suicidios adolescentes, chicos gays hasrtos del bulling en las escuelas, a los que no les interesa si en el 2050 a tolerancia para con el diferente será mayor, ellos deben vivir el hoy.

Así que Mi Familia no plantea una utopía ni nos muestra lo que podría pasar en el futuro, simplemente saca del clóset a una familia tipo que no es "heteroparental", como estamos acostumbrados a ver en la pantalla grande. Hay peleas en la mesa, los chicos gritan, se fastidian, las madres retan, discuten, explican, se esconden, tienen sexo (extraño, pero lo tienen), y entran en crisis como cualquier otra pareja humana y estable que habite la faz de la Tierra. ¿Tanto tenía que pasar para ver esto en pantalla? Evidentemente sí.

El mérito de Cholodenko (quien ya había dirigido otro clásico lésbico High Art) es presentar los hechos cotidianos y sumarles elpunto de conflicto, en este caso la entrada en escena del donante de esperma (Mark Ruffalo), que llega hasta la casa familiar contactado por Joni a pedido de Laser, y el revuelo que esto causa en cualquiera de estas personas.

Ok, el nudo se da por la aparición del tipo que un día se masturbo para que una pareja de lesbianas haga realidad su sueño, y eso lo hace atrapante para el heterosexual medio que salió el viernes con su pareja y que, luego de la obligada pizza con cerveza, se animó a sentarse en una butaca para ver algo que no suele ver comúnmente. Pero la verdad es que si a mí me hubiesen sentado frente a la pantalla durante dos horas para ver el conflicto que generaba el hecho de que Laser cuando tenía cinco años deseaba un perro, y su madre Nic se oponía fervientemente a la idea, porque es alérgica al pelo de Chow Chow, mientras que la niña rubia llamada Joni, apoyada por su madre, la hippie colorada, se sumaba a la idea de tener una mascota, ¡yo la hubiese mirado igual! ¡Y me hubiese emocionado de la misma manera!

No me importa el conflicto, me importa sentirme identificada por primera vez (déjenme ser exagerada por una vez en la vida) con una  historia que no termina en asesinato, suicidio o… suicidio, y que está protagonizada por dos lesbianas que se lavan los dientes todos los días, que compran papel higiénico y que tienen que lidiar con una crisis de pareja y con los berrinches de sus criaturas.

No importa lo que pase en el medio, no importa que Jules meta la pata, como ya sabemos que pasa (¿qué? ¿no lo saben? ¿cómo hacen para protegerse de los spoilers que se desparraman como un virus por la Red?), no importa si terminan mal o bien, en serio, no interesa, porque aquí lo importante es que tenemos la oportunidad de ver en pantalla algo real. A nosotras porque nos toca de cerca, a los que no sean lesbianas, bisexuales o gays porque les abre la cabeza, destapa la azucarera y los deja asomarse, y eso para mí es imprescindible, así que cuando una película hace algo tan básico como traspasar las fronteras, yo me paro y aplaudo.

Creo que The Kids Are All Right será la primera, cruzo los dedos porque de aquí en más haya muchos más hormigueros al que nos permitan asomarnos...