Es hora de que avancemos sobre otros temas relacionados en esta sección que hemos dado a llamar "Desgenerando Espacios". Déjenme que les cuente lo que me sucedió hace un tiempo...
Claramente, después de esta traumática experiencia en la peluquería creo que las únicas tijeras que quiero ver son las del scissoring ;)
No, no le sucedió nada extraño a mi cabello. Eso es lo de menos, en mis años de vida he pasado por todo: pelo largo, pelo corto, pelo ondeado (mi natural cabello impeinable), con permanente, alisado, teñido (de rojo, bordo, azul, negro, con mechas, claritos, y solo las puntas de colores), pfff... He tenido horrores y errores, así que se podría decir que estoy curada de espanto.
De lo que sí me espanto es de lo que tengo que escuchar en la peluquería. No, no se trata de dos viejas discutiendo la vida sentimental de Susana Gimenez de Thalía ni el peluquero contándome su vida privada, me refiero a comentarios que pensé que solo se escuchaban en los campos de concentración.
Yo era feliz hace un tiempo cuando mi peluquero, un rubio divino con pinta de rebelde sin causa, se ocupaba de mantener el largo de mi cabellera ondeada. Incluso era feliz cuando me cortó el pelo bastante corto y me lo mantuvo en varias oportunidades. Hasta puedo decir que fui feliz cuando me hizo este corte que podría considerarse "tortón" y que ha encendido radares a mi paso. Pero al momento de repetirlo, se ve que hubo un error de cálculos.
Sí, el momento en que te mirás al espejo y decís: "para arreglar esto lo único que me queda es raparme", así estaba, pero me la banqué durante un mes y pico y, por suerte, el pelo crece.
El tema es que estaba un poco enfadada con el rubio reo y carilindo, así que Mamá Luchetti me recomendó otro peluquero, un peluquero que yo conocía porque era de mi antiguo barrio. Uno de esos peluqueros de delantal azul, cuya peluquería se mantiene igual desde que yo era una pebeta que jugaba al "ring-raje" en la calle.
Al parecer el señor, según algunas mujeres de mi familia que gustan de portar el cabello corto, tiene muy buena mano para dejárselos perfecto. Así que me aventuré a que me arreglara el infierno que tenía en la cabeza.
Y mientras que él se horrorizaba, porque mi cabellera parecía haber sido insultada por una podadora descompuesta, yo me horrorizaba por su pregunta: "Yo no quiero decir nada, pero por simple curiosidad... ¿la persona que te cortó el pelo era mujer... o puto?".
"¿Lo puteo o no lo puteo, lo puteo o no lo puteo?", ardía mi cerebro y las llamas salían disparadas por mis ojos y perforaban el espejo. "Hombre y muy heterosexual", le respondí escupiendo las palabras. Realmente no tengo idea lo que hace mi ex peluquero en la cama, sin embargo a simple vista es lo que podría definirse como un hombre guapo y hetero, así que...
Pero bueno, se ve que ese suceso biológico por el que pasamos todas las mujeres una vez al mes y que nos afecta no solo los cuerpos sino también las emociones, afecta además a los hombres gays. Al menos según mi peluquero... Lo que resultaría en que si te toca un especímen de "inclinaciones raras", como diría más tarde este individuo, en "uno de esos días", termines con un desastre en el cabello.
Pienso, luego de retirarme hecha una furia, que me hubiese gustado decirle algo. ¿Qué? ¿Se puede luchar contra un homófo machista? Y sobre todo... ¿se puede pelear con un idiota que tiene tijeras en la mano sobre mis mechones desparejos?
Fuck you, asshole!
¿Ustedes le hubiesen dicho algo? ¿Alguna vez les sucedió de tener que permanecer en silencio mientras alguien como este tipejo habla de "putos" y "mujeres con periodo" e "inclinaciones raras" como si se trataran de enfermedades sin cura, o como si nuestro sexo, género u orientación sexual influyera en el desempeño de nuestras actividades? ¿Se animan a contarnos sus experiencias al respecto?
¡Venga! Manden sus escritos a deboradora83@gmail.com así los vamos publicando en las próximas entregas de esta sección.
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