10 COSAS QUE ODIO DE GLEE (*ALERTA SPOILERS*)

Primero que nada quiero aclarar que este no será un post convencional, rebosante de fotos, repleto de arco iris y duendes saltarines. No, no.

Segundo, quiero decir que amo a Glee. Oh, sí, me he dado cuenta de que amo a Glee porque lo extraño durante la semana, porque me cosquillea el estómago cuando sé que faltan pocas horas para verlo, y porque me sudan las manos ni bien el stream de la Fox deja de pasar comerciales de comida chatarra para traerme música para mis oídos: “this is what happened on Glee!”.

Se podría decir que Glee y yo estamos en una relación estable. Ya pasó el enamoramiento; ya pasó ese tiempo en donde todo era perfecto, los pájaros cantaban, la gente en el supermercado rompía la fila de la caja para hacer una coreografía al estilo Broadway, y yo solo podía (y no deseaba otra cosa que) pensar en Glee.

Pero como en todo romance, cuando los meses pasan, las costumbres se afirman y la rutina toma por asalto los momentos de pareja, llega un punto en que el enamorado, en este caso enamorada, o sea yo (@Debora_dora), abre los ojos y realmente ve.

Creo que las relaciones perduran porque los individuos saltan la barrera del enamoramiento, y se encuentran con un campo desvastado y se enfrentan a los peor: la persona que tenemos en frente ya no es perfecta, está repleta de pequeños defectos y eso que antes nos parecía adorable, ahora provoca nuestra ira interior.

Ese es el estado de nuestra relación actual con Glee, como una pareja que está afianzándose, nos peleamos por cualquier pavada, porque ahora ya nos conocemos suficiente, y Glee sabe que está haciendo las cosas mal, y yo trato de ponerle onda, pero a veces las cosas son más complicadas. Claro que a Glee también le parece que yo soy demasiado perfeccionista y que no le dejo pasar una, y sí, tiene un poco de razón…

Por ejemplo, ya que me están haciendo de terapeuta, les cuento lo que sucedió ayer: la noche transcurrió como si me hubiese arrastrado a una cena con su familia, donde yo claramente no quería estar, y tenía la imperiosa necesidad de gritar “muérdago” cada dos segundos, para que me sacara de allí, pero solo me dediqué a lanzarle miradas asesinas, como si con mis ojos le pudiese gritar “Avada Kedavra” porque no tenía otra opción. Sí, así terminamos anoche, discutiendo en la vuelta a casa; así terminamos después de “Furt” (S02x08).

Del episodio de ayer, piedra de la discordia, solo me fascinó el momento de la boda, cuando el club glee ingresa cantando “Marry You”, convirtiendo un casamiento de televisión en un evento realmente divertido y original, y juro que lloré cuando el padre de Kurt (Mike O´Malley) y la madre de Finn (Romy Rosemont) ingresaron bailando. Hermoso momento, claro hasta que el nombre de Kurt (Chris Colfer), Lady Face o Porcelana (como ahora le dice Sue) comienza a escucharse demasiado en plena ceremonia.

¿Qué más? Ah, sí Jane Lynch la rompe, de eso no hay duda; Santana (Naya Rivera) estaba demasiado dable vestida de fiesta; y Quinn (Dianna Agron) con sus comentarios feministas me hacen imaginarla rapada y quemando corpiños.

Pero solo eso me gustó mucho de "Furt", porque luego… sí, luego llegó la discusión, así que mientras que ahora Glee duerme, yo pienso, y así es como elaboré esta lista, la lista de las ¡10 Cosas que odio de Glee!

1 – The Private Lives of Pippa Lee Santana López

Sabemos que está buena, que es latina (al menos su apellido y el grito de “estás loca” del otro día nos confirman esa idea), que le gusta dormir con cualquiera, que intenta tener “algo serio” con Puckerman (Mark Salling) y que anda de tijereta con Brittany (Heather Morris), ah, también que se operó los pechos. ¿Algo más? ¡Nada más? Really?

ODIO no saber nada de Santana, no saber si salió de un repollo o la largaron en el río como a Moisés. Y por ahí le anda la onda con Puck, porque digo, la temporada pasada con todo el tema del embarazo el muchacho tenía bastante protagonismo, pero ahora más que anda queriendo zafar del reformatorio y que es un… poquito vulnerable, no sabemos mucho más… Incluso debo decir que extraño si misoginia galopante y sus comentarios machistas… Ah… ni me hagan comenzar con Tina (Jenna Ushkowitz) y Mike (Harry Shum Jr.)…

2 – Tonto…

Algo que siempre me gustó de Glee es que escapaba de los lugares comunes; por ejemplo: ciertos personajes que en otras series quedarían en el papel de víctima, y el público se encariñaría con ellos y sentiría lástima por sus vidas, en Glee toman un giro de 180 grados.

¿Quién se imaginó alguna vez que Becky (Lauren Potter), la alumna con síndrome de down que parecía tan buenita cuando Britt le compraba pastelitos o cuando intentaba ingresar a las porristas, se convertiría en MiniSue, vestida como cheerleader, con los headphones en la cabeza, y haciéndole recados a la entrenadora, y obvio más mala que nunca? Algo similar pasa con Artie (Kevin McHale), lástima que en este caso su chico en silla de ruedas resulta menos que simpático.

Por eso, ODIO que Artie se haya convertido en misógino, que haga comentarios sexistas, que hable como si hubiese nacido en el Bronx, y que no quede ni sombra de aquel chico tímido y agradable que fue capaz de darse cuenta de que había herido a su futura novia y que le pedía disculpas sinceras. Pero no, se ve que el corazón roto te vuelve un idiota… Espero que si alguna vez dejó a Glee no se convierta en otro estúpido más…

3 – y Retonto…

Sam (Chord Overstreet) no le anda muy lejos a Artie. Lo que es una lástima, porque podría haber traído un poco de aire fresco a New Directions. Sé que muchas lo condenaron de entrada (léase @Camila0109), pero a mí no me disgustaba, creo que en “Duets” (S02x04) me parecieron adorables sus intentos de levantarse a Quinn Fabray. Era lindo ver que aunque era rubio, musculoso, jugador de football, y el doble de Macaulay Culkin, era tan nerd como para pretender hablar en navi. Así que…

ODIO que Sam terminara convirtiéndose en uno más del montón. Aunque esperen… bueno, quizás esa es la idea, ¿no? Demostrar como en ciertos ambientes, por ejemplo en el colegio secundario, terminás formando parte de la masa. O perteneces o no perteneces… sí, Glee siempre habló de esos temas, pero bueno… tengo la esperanza de que en algún momento el muchacho de boca enorme recapacite y vuelva a hablar en navi, ¿me escuchaste Ryan Murphy?

4 – La Mano que Mece la Cuna

Amo a Jane Lynch, todas lo saben, porque es capaz de levantar cualquier situación solo con uno de sus gestos, o con alguna de sus ingeniosas frases, y creo que en algún punto no habría Glee sin Sue Sylvester, pero siento que en esta temporada Sue anda perdida, sin objetivos aparentes. Es que claro, el año pasado prácticamente salvó la vida del club glee, ¿ahora volverá a dedicarse a hundirlos? Bueno, muchas cosas no tienen ni sentido ni continuidad en esta serie musical, así que…

ODIO que Sue ya no haga tantos comentarios despectivos sobre el cabello enrulado del señor Shue (Matthew Morrison).

5 - Un novio para mi Mujer Mercedes…

Por favor, vamos, todos sabíamos que Mercedes (Amber Riley) jamás había besado a nadie, pero eso no importó y “Never Been Kissed” la ignoró por completo. Sabemos, por las deducciones de su amigo Kurt, que tapa su sentimiento de soledad con frituras, pero yo me pregunto, ¿no será hora de buscarle un interés romántico, o al menos de presentarnos a su padre el dentista? Digo... para hacerla participar un poco...

Muchos piensan que es discriminación, asumo que por su sobrepeso y no por el color de la tez, vamos, que ya no son las épocas del Ku Kux Klan, aunque sabemos cuán racistas e hipócritas pueden ser los estadounidenses, pero yo quiero pensar que el hecho de que no se acuerden de que Mercdes podría tener una vida amorosa activa se debe al mismo motivo por el que se ignoran ciertos detalles de algunos personajes (léase: “lesbiana enclosetada”), o por lo que quedan olvidadas ciertas líneas argumentales.

En serio, ODIO que Mercedes siempre tenga que terminar bailando con su mejor amigo marica.

6 – … ningún novio para Rachel

Rachel Berry (Lea Michele) fue por lejos, desde el primer momento, mi personaje preferido de este show. Lamentablemente, en la segunda temporada solo tenemos unos cortos atisbos de su verdadera personalidad; el resto del tiempo, es solo una sombra de aquella solitaria y molesta cantante que era capaz de pasarte por arriba con tal de obtener un solo.

Y sí, en parte Rachel ha madurado y eso se siente en la actuación de Michele, porque es lógico, los adolescentes van madurando de a poco, y es normal que algunas conductas se vayan modificando, pero yo temo en realidad que este cambio negativo en Rachel se deba más a la presencia constante de su novio Finn (Cory Monteith), que a un simple y normal cambio evolutivo.

Desde que formalizaron, Rachel se volvió un parásito del quarterback, que cada vez tiene más su cabeza metida en su trasero. La mitad de las veces la vemos con él, o haciendo referencia a él, y en general parece que ya no hay otra cosa en su vida. Dudo que esto sea así, pero obviamente es lo que eligieron los guionistas para mostrarnos, ¿no?

Definitivamente, ODIO a Rachel Berry en pareja, queremos que se separe de una vez y se vuelva a concentrar en su futura carrera en Broadway, o al menos que comience a salir con Quinn, lo que haría todo más interesante, porque digo, quizás salir con una mujer la desafía más que pasar su tiempo con un flaco que tiene la capacidad sentimental de un mantel…

7 – Menos “Secreto en la Montaña”…

Aplaudo nuevamente a Glee por tocar un tema tan delicado como el bullying, realmente me da orgullo saber que es un asunto que se está viendo en televisión nacional en tiempos difíciles. Pero, realmente, ¿todo tiene que girar alrededor de Kurt? Really?

ODIO los episodios KurtCentric, sí, lo he dicho, después que vengan a acusarme de homofóbica y se la van a ver conmigo. ¡Basta de tiempo en pantalla para Porcelana!

8 – … y más “But I´m a Cheeleader”

Porque está bien, yo seré homofóbica, pero por momentos me da la sensación de que Glee es demasiado heterosexual, o demasiado gay, según se lo mire, pero un “gay” que invisibiliza (¿cuándo no?) a las lesbianas y, of course, a las mujeres.

ODIO la lesbofobia, y voy a sostener que es lesbofobia hasta que vea alguna referencia que me haga pensar que las lesbianas también podemos estar representadas de manera amigable y real en esta serie. Porque lo de ayer para mí fue too much.

Durante el discurso patético de Finn Hudson, en la boda de su madre con el padre de Kurt, Glee se hace eco del fandom. Sí, en la era del Twitter, del Tumblr y de los IPhone es muy fácil saber lo que pasa con los fanáticos, así que la proclama de “Finchel” o de “Puckberry” no se hizo esperar, para rematar con un “Furt”, obvia combinación entre los nombres de los ahora hermanastros. O sea, leemos fics heteros y leemos los gays, pero ¿no los lésbicos? ¿Dónde quedaron “Faberry” y “Brittana”?

Debería hacer números, ayúdenme ustedes, estoy casi segura de que “Faberry” y “Brittana” tienen una base mayor de fans que los que shippean al niño gay y a Frankenteen…

9 - Imagine Me & You

Hablando de lesbofobia, ¡quiero a mis “Brittana” de vuelta! No estoy hablando de mi sueño imposible de que Quinn salga del clóset, se declare ante Rachel y tengan hijos por inseminación artificial, ¡estoy hablando de una pareja que es canon!

ODIO que cuando se retrate la bisexualidad, sea siempre femenina, y se reduzca a promiscuidad.

Entendimos que salen con todos, que ellas son así, pero luego de “Duets”, cuando vimos la vulnerabilidad de Britt, realmente esperaba que eso trascendiera para algún lado, ¿no? Aunque sea a la manera inocentona de la rubia, pero nada, en los últimos episodios hay una sequía total de “Brittana”.

10 – Legalmente Rubia Estereotipados

Para finalizar, quiero que alejen a Sam de Quinn, sí, definitivamente. No me parece dulce que le declare su amor y le dé un anillo, y me parece bastante tonto que ella acepte, porque vamos Quinn, por lo menos primero acepta (nuevamente) que lo estás usando, ¿o no es así? Pero sobre todo, lo que más me molestó del capítulo de anoche es que me di cuenta de algo…

ODIO el cliché. Y Glee no era así, Glee daba vuelta todo a su antojo. La rubia perfecta, capitana de las porristas, salía con el jugador del equipo de football y estaban destinados a ser el rey y la reina del Homecoming. Hasta que ella, presidenta del Club del Celibato, queda embarazada del mejor amigo, y encima le miente. Chupate esa mandarina!

¿Y ahora? Pensábamos que iba a estar sola un tiempo, sobreponiéndose a la pérdida de su hija (porque sí, ¡tuvo un bebé!), y sin embargo terminó con este ganso, que parece el primo hermano llegado de Texas, pero como ahora encima se convirtió en un patán, una triste mezcla entre Finn y Puck, cae perfecto en el estereotipo de rubio hueco y superficial. Así que tenemos que soportar este nuevo cliché andante.

My Goddess! No sé si lo voy a poder superar. Claro, a menos que nuevamente lo esperado se quiebre cuando definitivamente Quinn asista a una marcha del orgullo gay… Ahí entonces... arreglamos…

¿Ustedes qué dicen? Glee y yo… ¿tendremos un futuro juntos?