GLEE: Quinn Fabray o la lesbiana enclosetada... (RELOADED)

Estamos a horas del estreno de la segunda temporada de Glee. Horas nomás después de la insufrible espera. Bueno, no fue mucho tiempo, pero los “gleeks” somos así de exagerados…

Por supuesto, para ir palpitando el regreso de New Directions a mi pantalla, decidí hacer mi maratón ultra express de números musicales y de los mejores momentos de esta genial serie que, Emmy o no Emmy, fue uno de los grandes descubrimientos de los últimos tiempos. Así que mientras comenzaba con mi maratón, decidí escribir este artículo. ¿De qué va? ¡Están a punto de averiguarlo!

Todo esto ya lo había pensado la primera vez que vi Glee, digamos los primeros trece capítulos de la temporada, cuando aún no conocía a los actores, Lea Michele me era un nombre desconocido, aunque su Rachel ya me tenía fascinada, y yo aún no tenía idea de quién era Dianna Agron ni presentía que iba a conquistar mi corazón tortón.

Luego de leer otras opiniones, hablar con otros gleeks y dedicarle un tiempo al asunto, llegué a una conclusión que, probablemente, muchos otros habrán sospechado o descartado: Quinn Fabray es una lesbiana enclosetada. Sí, así nomás. Yo lo pienso y lo seguiré pensando, porque, total, ¿quién me puede contradecir? Cuando se está en el clóset no hay manera de comprobarle nada, así que los testarudos pueden seguir pensando que es hetero y yo que es una torta reprimida, ¿no?

¿En qué baso mi teoría? Bueno, en muchas cosas… ¿empezamos?

Primero que nada, vayamos a los hechos, el personaje que interpreta mi querida Lady Di es la capitana de las Cheerios que dirige Sue Sylverster (Jane Lynch); es la queen bee de la institución educativa, sale con el quarterback del equipo de football, Finn Hudson (Corey Monteith); es, también, la presidenta del Club de Celibato; proviene de una familia rígida, católica y conservadora (seguramente también republicana); se une a New Directions para echarle un ojo a su novio; odia a Rachel Berry; queda embarazada, pero su vástago no es de Finn sino de otro jugador del equipo, Noah “Puck” Puckerman (Mark Salling); después de que la echen de la casa y vague por hogares de algunos de sus compañeros del glee club, tiene a su bebé y lo da en adopción.

Sí, son hechos que se dieron a lo largo de los veintidós episodios de Glee y que no se pueden discutir, están ahí para ser vistos, ¿no? Pero eso es lo de menos, porque lo mejor es lo que no se ve, lo que sobresale solo para ojos entendidos, el famosos subtexto, que le dicen. Y les anticipo, @Debora_dora ama el subtexto.

Vamos a utilizar todos los estereotipos y los lugares comunes, porque Glee también saca provecho de estos, y muchas veces los da vuelta, digamos, los sabe aprovechar. Así que para empezar vamos a decir que los colegios católicos y grupos de catecismo suelen ser un semillero de chicos reprimidos en diferentes aspectos de la vida. Sí, el sexual es uno de ellos.

¿Cómo Quinn puede hacer para darse cuenta de que es lesbiana si aún cree que si un globo explota, mientras descansa entre la pelvis de hombres y mujeres del Club del Celibato, eso hace que los ángeles lloren? ¡Imposible! Y si se enteró y se dio cuenta de que le picaba el bichito cada vez que ve a Santana (Naya Rivera) dar vueltas con su uniforme de cheerio, tampoco lo va a decir y reprimirá su interés por otras féminas, porque con los progenitores que tiene… mejor callar. Sí, como hace la madre, que expía culpas mediante el alcohol, mientras el patriarca de la familia se pavonea por su casa perfecta con sus hijas perfectas y su mujer perfecta. Todo perfecto. Imposible mostrar un signo de debilidad, por algo Quinn no quería que sus padres se enterasen de su preñez y cuando finalmente lo hacen, la chica es echada de la casa como un perro sarnoso.

Su perfección se esconde tras su uniforme prolijo, su cabello tirante en una cola de caballo, su gesto altanero y su mirada punzante, también en su estatus, por supuesto. No hay lugar allí para el pensamiento sáfico, de hecho, si no puede pensar en mujeres, mejor ni siquiera pensar en sexo, ¿no?

El único momento en que asistimos a una sesión hot entre ella y su novio, parecen los dos bastante sumergidos en el magreo, pero en cuanto a Finn se le ocurra meterle mano, Quinn frena el asunto, Dios no lo quiera, se arrodilla sensualmente, porque sabemos que con Q “is all about the teasing and not about the pleasing”, y le lanza un “¡Recemos!”. Ah, también está la ocasión en que ante la ausencia de Rachel, Quinn se encarga de la voz principal y baila junto a Finn, pero creo que la rubia no puede tolerar la situación y la cercanía del muchacho le da ganas de salir corriendo para vomitar. Bueno… quizás sean las nauseas provocadas por el embarazo, está bien… pero nunca lo sabremos.

Digamos que la chica no tiene ningunas ganas de enredarse con su novio, y de la única manera que alguien logra meterse en sus pantalones es emborrachándola, porque Puck es un galán y hace lo que sea con tal de acostarse con una mujer; en el caso de la novia de su mejor amigo, además de unos cool wines, le repite varias veces que no está gorda, que es todo lo que a la chica perfecta de familia perfecta parece preocuparle en el momento, o lo que deja ver, al menos. Sí, Quinn Fabray necesita alcohol en sangre para acostarse con alguien del sexo opuesto, eso queda claro.

Bueno, ahora no me vengan a decir que Quinn no puede ser lesbiana porque es porrista, porque Natasha Lyonne ya nos dejó en claro en But I´m a Cheerleader que se puede usar pollerita tableada, cargar pompones, ser entusiasta y también ser lesbiana. Además, Glee, que es el programa más gay de los últimos tiempos, y que tiene a su chico gay, Kurt (Chris Colfer), también tiene su parejita sáfica, las “Brittana”, que estarían por hacer un poco más visible su “relación” en esta nueva temporada, y sí, ellas son porristas, así que como ven, !se puede! Jammie Babbit nos enseñó eso con su ópera prima y yo le creo, y por eso somos muchos los pastelitos que ahora estamos obsesionados con las porristas, ¿o no?

Siguiendo esta línea de pensamiento, o sea, ¡la mía!, vayamos hasta otros detalles que nos hacen pensar que Quinn es una "almejera" tapada, como por ejemplo su relación con Rachel. Sí, saben que soy una terrible shippeadora de las “Faberry”, pero no voy a entrar tanto en ese juego, porque la riqueza de esta pareja (no canon) es el odio irracional que las separa. La aversión de la rubia hacia la morocha es inexplicable. Claro, ella es popular, la otra es una completa loser con mal gusto para vestirse, y como queen bee, Q tiene que actuar, pero ¿el hecho de que haga dibujos pornográficos de Rachel en el baño de damas no es un poco extraño? Ojo, quizás en el manual de “Cómo ser una perra 1.01” viene a manera de instrucción este tipo de actividades poco heterosexuales, pero… ¿quién sabe? Inventar apodos que hagan referencia a la (inexistente) masculinidad de Rachel Berry también deben figurar en el librito: manhands y RuPaul son los más recordados, pero seguramente hay más de esos en el baúl de insultos para llamar la atención de la diva de New Directions.

Ah claro, tampoco podemos dejar de lado la dedicación de Quinn a los videoblogs de Rachel. Digo… tomarse tiempo para verla cantar, reírse con el resto de las porristas, y luego escribir algunos insultos muy creativos para firmarle su MySpace debe requerir un cierto tiempo… ¿no?

Por supuesto no podemos olvidar el famoso dibujo; sí, la caricatura de Rachel que la embarazada realiza en su cuaderno. Una narigona con un “loser” como título y otros tantos defectos expuestos que la rubia dibuja mientras el resto de las chicas hablan. ¿El detalle? Unos corazones que también están dibujados alrededor de su figura. Muchos gleeks afirman que esos corazones se deben al tema de conversación: Rachel está hablando de amor y de virginidad y demás, pero lo cierto es que el dibujo se muestra mucho antes de que Rachel comience a hablar, así que nos quedaremos con la duda de por qué a Q se le da por decorar la hojita de esa manera.

Podría insistir con las miradas que le echa Quinn a Rachel o la tensión que tienen en muchas de sus escenas, quizás también los ojitos que le hace o alguna que otra sonrisa inexplicable, pero creo que ahí saldría de la ficción y me metería en el territorio “Achele”, porque me gustaría saber cuánto de esa interacción extraña entre Rachel y su némesis, mientras se supone que deberían pelearse por el corazón de Finn, figura en el guión, o si en realidad son Agron y Michele las que asoman en esos instantes, corriéndose de los personajes y de la historia. Obvio, todo es discutible, pero no… ¡no pienso discutir!

Mientras Mercedes (Amber Riley) es la voz de los afroamericanos, Kurt de los gays adolescentes, y Rachel… bueno, ella le pone voz a cualquier causa que se le aparezca en el camino, Quinn es definitivamente la voz del feminismo. No únicamente por ese solo (el único de los últimos nueve capítulos de la primera temporada, que la tuvo bastante más que olvidada) de “Funk”, sino por algunos de sus comentarios, como cuando en “The Power of Madonna” le cierra la boca al señor Shue (Matthew Morrison): “El hecho es que las mujeres aún ganan 70 centavos por cada dólar que un hombre recibe por hacer el mismo trabajo. Esa actitud comienza en la secundaria…”, le chanta la rubia en un capítulo en el que la imagen de la figura de la mujer en la sociedad juega un papel preponderante.

No, no creo que todas las feministas sean lesbianas, así como no todas las lesbianas son feministas, pero cómo ayuda…

¿Qué más podemos agregar? Ah, sí, lo más importante: las canciones que le tocaron a Dianna Agron. Lamentablemente, esta chica que sabe actuar, cantar y bailar está bastante olvidada, y esperemos que en los nuevos episodios se acuerden que ella también tiene una línea argumental atractiva y que estaría bueno que la hagan interactuar con los demás personajes, una de las pocas quejas que tengo desde hace tiempo con respecto a Glee.

La primera vez que la vemos cantando a Quinn es cuando junto con Santana y Brittany (la adorable Heather Morris) deciden hacer la prueba para unirse al club. “I say a little prayer” es el clásico tema elegido. Ella canta y las otras dos le bailan alrededor, claro, siempre vestidas de porristas. Hay algo de sensualidad en la mano que Brittany apoya en su hombro en el final, además de la mirada que le echa a Santana, pero más allá de este detalle tortón, lo interesante y sumamente curioso es que cada vez que veamos a Quinn cantar de ahora en más, lo hará siempre rodeada de mujeres.

“Keep me hanging on” sale de su boca apenas termina de pelearse con Rachel, era eso o confesarle su amor y estamparla salvajemente contra un locker, así que mejor la rubia decidió aplacar sus ánimos cantando junto a las porristas. Pero las mismas porristas que la rodean y que hacen la coreografía lideradas por ella en el campo de football, son las que se disfrazan de jugadores, con las caras pintadas y todo, y bailan sobre el escenario a su alrededor. Mi primera impresión cuando vi este cuadro fue: ¡qué video tan lésbico! O sea, porristas por un lado y mujeres disfrazadas como hombres por el otro, todas decorándole la danza a esta rubia infernal (esto lo digo ahora, porque en realidad Quinn nunca fue de mi agrado).

Ah, sí, la letra de este tema también merece análisis. Claro, las espectadoras me podrán decir que se la está cantando a Finn, porque es el supuesto padre de la criatura por nacer, porque es su novio y porque ella cree que Rachel se está interponiendo entre ellos. Pero vamos, ¿alguna vez vimos realmente a Quinn interesada por el muchacho con cara de paspado? ¡Nooooo! Y además, es claro que Quinn encara a Rachel en los pasillos del colegio, porque desea fervientemente que Rachel haya entregado su ropa interior a cambio de proteger su secreto, pero no porque quiere a Finn, sino porque la quiere a ella. Insisto, ¡lean!

Set me free, why don't you babe?

get out my life, why don't you babe?

'cause you don't really love me

you just keep me hanging on.

(…)

Why do you keep a-comin' around

playing with my heart

why don't you get out of my life

and let me make a brand new start.

Déjame libre, ¿por qué no lo haces, bebé?

Sal de mi vida, ¿por qué no lo haces, bebé?

Porque realmente no me amas

Solo me tienes esperando…

(...)

¿Por qué sigues viniendo

jugando con mi corazón?

¿Por qué no sales de mi vida

y me dejas volver a comenzar?

Mmm, subtext much?

El próximo solo de Quinn fue algo extraño, muchas lo pensamos, porque incomoda, no podemos decir que no. Quinn Fabray quiere expresarse y se mete con el funk, ¿qué sale? “A man´s man´s world”, sesentosa canción bastante feminista (de James Brown) sobre el dominio masculino en el mundo; lo dice claro su letra: “This is a man's, a man's, a man's world, But it wouldn't be nothing, nothing without a woman or a girl” (Este es un mundo de hombres, pero no sería nada sin una mujer o una niña).

Of course, el tema no sería nada si Quinn no estaría embarazadísima cantando esta canción frente a sus compañeros, ayudada por un grupo de adolescentes embarazadas que conoció en algún grupo de ayuda para chicas en su misma situación. Todas ahí, bailando con sus panzotas, la rubia con su voz sensual, media luz, y de pronto alguna que otra caricia de una de sus compañeras de coreografía. Insisto, nuevamente grité, emocionada: ¡tortonas y embarazadas!

¿Hacía falta esa sensualidad y la cercanía de las bailarinas hacia la cantante? Mmm… ¿habrá algo que Ian Brennan y Brad Falchuk (guionistas de la serie) no están queriendo decir? Porque estoy segura de que Ryan Murphy tiene poco que ver con este subtexto lésbico que muchas chicas hemos advertido a lo largo de la primera temporada…

Dianna Agron aseguró durante algunas entrevistas que Quinn dejaría ver su lado fuerte y de mujer independiente, ahora que dio a Beth en adopción y vuelve a su cuerpo normal y a su traje de animadora; al parecer no tendría ningún amor preparado en carpeta, aunque se rumorea que el nuevo jugador de football, que también formará parte de Glee (porque en esta serie todos cantan y bailan… casi como en Para Vestir Santos), podría salir con ella. Sin embargo, otros rumores aseguran que el rubiecito, interpretado por Chord Overstreet, será el interés romántico de Kurt. Mmm, ¿habrá lucha entre ellos por el amor del nuevo chico? ¿Se quedará Quinn sin el pan y sin la torta (con esto me refiero a Rachel)?

O quizás Quinn le haga de gay beard al rubio, mientras ella se dedica a revolver en su interior y encontrar sus agallas para finalmente salir del clóset… Quién les dice… a veces no es malo soñar, ¿no?

PD: a las que creen que Quinn Fabray debería salir del clóset, las invito a unirse a este grupo en Facebook, así podemos hablar de cómo lograrlo ;)